Tendederos de deudores, ¿justicia social o venganza?

Share

Ninguna situación que genere agresión pasiva o activa es sinónimo de bienestar, más aún si hablamos de exhibir con el objetivo de lacerar o lastimar la integridad de alguien, incluso si lo que se busca es justicia, como en el caso de los tendederos de deudores alimentarios, convocados por colectivos feministas en exigencia del cumplimiento de la responsabilidad paterna.

Al respecto la psicoterapeuta Liz Gómez, asegura que este tipo de exhibiciones van a saciar la necesidad de una mamá molesta, al evidenciar a quienes incumplen con su responsabilidad; no obstante será una satisfacción temporal que funcionará como placebo al otorgar ese poder momentáneo que terminará para continuar con una lucha interna, personal e interminable en contra de la pareja.

“Hay muchos casos que se exhiben en estos tendederos pero a su vez se pide que no exista la convivencia y esa es una doble agresión, al final del día siempre va a haber una necesidad económica, pero no se está pensando en la calidad y bienestar del hijo”.

El ver a una mamá molesta, enojada o con rencor, no alimentará un desarrollo sano en el hijo, al igual que el padre ausente o no ausente pero que no cumple con la parte de la manutención, la madre se ausenta al concentrar su energía en la lucha por un paternaje forzado que finalmente va a generar un problema emocional, consideró la especialista.

Liz Gómez cuestionó ¿Cuál es la intención de exhibir, tenerlo muy claro, exhibirlo para que todas las demás personas lo conozcan? y responde, no obstante, al existir una carencia institucional, que no garantiza que la parte paterna cumpla con la manutención de los hijos, es común buscar un reconocimiento por un supuesto doble rol que finalmente, desde el punto de vista de la psicología, resulta ser insano”.

Para culminar su explicación, reflexiona “Al final del día yo no puedo adquirir dos responsabilidades porque yo tengo que elegir quién soy, puedo ser una mamá que pueda tener una autoridad mucho más arraigada y con tintes más duros, o elijo ser una mamá más amorosa y mucho más empática, pero no puedo ser ambas y no puedo pedir que me aplaudan eso, un reconocimiento insano que además no existe y que confunde al hijo”.