“Diego Urik abrió la cajuela y agarró un bulto que estaba envuelto en una manta. Yo vi los pies colgados”. El relato lo hizo Diego S., (ex) amigo del enjuiciado por el feminicidio de Jessica González, al rendir declaración como testigo en audiencia pública del Poder Judicial de Michoacán. En silencio el imputado escuchó cómo lo acusaban de deshacerse del cuerpo en una manta color turquesa.
Bajo la batería de preguntas del Ministerio Público, el testigo Diego S. presentó su testimonio incriminatorio y luego declaró a la prensa que nunca hubo pacto patriarcal con Diego Urik M, de quien recordó con vivos detalles cómo era su camarada de 1.80 metros de estatura, bien definido, con masa muscular, yendo al gimnasio a diario y practicando futbol americano 3 veces por semana.
“¿Cómo era Diego Urik con las mujeres?”, inquirió la representante de la Fiscalía. “Se refería a ellas como perras y zorras”, contestó Diego S. “A sus novias Diana y Camila, las trataba bien, solo que él les era infiel. Les pegaba, pero al parecer eso les gustaba a ellas”. Al profundizar sus comentarios, el declarante recordó que el imputado, cuando iba a fiestas, preguntaba: “¿Va a haber perras?” y cuando estaba en el celular decía: “Estoy con unas zorras”.
Ante el juez de la causa y ante una retahíla de objeciones, Diego S. reconoció haber ayudado a Diego Urik M. “con el cuerpo” de la víctima el 21 de septiembre del 2020. “¿Quién era?”, le preguntó al amigo metido en problemas. “No la vas a conocer”, le contestó.
El testigo se acogió al criterio de oportunidad para no ser imputado por encubrimiento. Aseguró que nunca vio a Jessica González en su vida y que se enteró de la desaparición de la víctima a través de las redes sociales.
Diego S. relató que en las siguientes horas Diego Urik M. se manejó sin remordimientos y sin miedo, como si nada hubiera pasado, a ratos metido en el celular. En contraste, el testigo compartió su vivencia personal, y dijo que, después de ver el bulto encajuelado y cómo su amigo agarró el cuerpo, quedó en shock y sin palabras, con un frío que nunca había sentido en su vida, con ganas de vomitar y que no pudo dormir en toda la noche. Incluso, llegó a rehusarse con el imputado: “No te voy a ayudar con tus mamadas”, pero cedió ante la advertencia de que, si no era así, “iba a haber pedos”.
Durante la audiencia pública, el Ministerio Público exhibió un hacha, unos tenis Adidas “sucios y enlodados” y una manta que el imputado usaba para que su perro no llenara de pelos el asiento trasero del vehículo. “Con esa iba envuelta la víctima”, sostuvo Diego S., quien manifestó que inicialmente estuvo casi 12 horas en la Fiscalía para Desaparecidos, para declarar sobre los hechos.
Delante del juez Ariel Monroya Romero, la mamá de Diego Urik M. aseguró que no recordaba la declaración que dio a la Fiscalía hace dos años, habiendo ido medicada con antidepresivos y con 48 horas sin dormir en esos días convulsos. Puso en entredicho el registro ministerial y descalificó a su primer abogado defensor Ataulfo Chávez, insinuando complicidades con la autoridad interesada en resolver rápido el caso, pues –según dijo la pariente consanguínea en primer grado y en línea recta- nunca se le dijo que tenía derechos a no declarar como progenitora y sí se le intimidó con posibles cargos por encubrimiento. El MP destacó lo que ella firmó.
La mamá de Diego Urik M declaró en la audiencia ser ama de casa y tener maestría en psicoterapia. “Yo quedé petrificada y aterrada cuando vi la imagen de mi hijo circulando por internet, siendo inculpado de la desaparición de Jessica” en aquellos días de septiembre del 2020. En forma reiterada, afirmó no recordar qué declaró y firmó ante el Ministerio Público. “Recuerdo muy pocas cosas. Tengo revueltos los tiempos y las fechas en mi cabeza (..) Estoy medicada con antidepresivos”.