La marcha por el cuarto aniversario del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador mostró el poder de convocatoria a través del aparato del Estado para reunir a miles de personas en el Zócalo de la Ciudad de México.
Mensajes de WhatsApp, correos electrónicos, visitas a domicilio, reuniones en oficinas de gobierno… La solicitud fue para todos: funcionarios en nómina, empleados de confianza, jubilados, beneficiarios de programas sociales, vendedores ambulantes, sindicalistas… y sus familias.
Por ejemplo, los trabajadores del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de la Ciudad de México fueron presionados y amenazados si no acudían a la marcha de este domingo.
Otros “invitados” fueron maltratados antes de la marcha. Provenientes de distintos puntos del país, grupos de adultos mayores fueron obligados a caminar varios kilómetros para no “estorbar” el paso de la marcha y nadie se acercó para darles servicios básicos.